miércoles, 19 de junio de 2019

CASTILLO MONASTERIO DE ESCORNALBOU.


La montaña de Escornalbou estaba situada en los límites entre las tierras cristianas y las musulmanas por lo que sirvió de refugio a numerosos sarracenos que huían de la reconquista. La cristianización catalana se dio por finalizada tras la conquista de Siurana por parte de Albert de Castellvell en 1153. Nueve años más tarde de esta ocupación, el 8 de Mayo de 1162, se organizó una batida en Escornalbou para expulsar del monte a los últimos moriscos refugiados en él.
Alfonso II de Aragón cedió las tierras tres años más tarde, en 1165, al canónigo de Tarragona Joan de Sant Boi. Las únicas condiciones que impuso el rey fueron construir en la montaña una capilla dedicada a san Miguel y un monasterio para que los canónigos se encargaran del cuidado del templo. Puesto que la zona estaba rodeada de bosques espesos que servían de refugio a sarracenos y fugitivos, el monasterio tenía que fortificarse mediante altos muros. El cenobio cumpliría también, por tanto, funciones militares defensivas.
Los canónigos crearon una cofradía dedicada a san Miguel que sirvió para recaudar fondos para construir tanto el templo como la casa de los monjes. Además, la cofradía fue un importante foco de religiosidad en la zona. Sin embargo, el monasterio nunca fue muy influyente y poco a poco fue perdiendo relevancia. En 1574 únicamente quedaba un canónigo en Escornalbou. El cenobio fue secularizado y en 1580 fue cedido a los frailes franciscanos con la obligación de que alimentaran al único canónigo que aún permanecía en el monasterio hasta el momento de su muerte. Los franciscanos convirtieron Esconalbou en un seminario que funcionó como tal hasta la exclaustración de 1835. (Wikipedia).












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