Zumaia está situada en uno de los tramos más bellos del litoral guipuzcoano, en una bahía donde confluyen los ríos Urola y Narrondo.
Rodeada de verdes montañas que descienden hasta el mar en forma de abruptos acantilados, la villa costera cuenta con muchos atractivos: dos hermosas playas, un casco histórico de interés.
El casco histórico, que aún conserva su trazado medieval. Se encuentra presidido por la parroquia de San Pedro, iglesia gótica del siglo XIII, la cual se eleva sobre el resto de edificaciones como una gran mole de piedra. Llama la atención por su sólida construcción, similar a la de una fortaleza, sin apenas elementos decorativos en su exterior. Compuesta por una única nave, su interior constituye uno de los espacios góticos más bellos de Euskadi, donde destaca un retablo de Juan de Antxieta, declarado monumento nacional.
Otro de los lugares de obligada visita son sus espectaculares acantilados, muy interesantes desde el punto de vista geológico. Desde la playa de Itzurun hasta Deba, se puede realizar un precioso recorrido para contemplar las peculiares formaciones rocosas que se alzan sobre el mar. En bajamar, queda al descubierto un peculiar fenómeno denominado Flysch. Se trata de una superficie de abrasión originada como consecuencia de la erosión del mar, formada por diferentes láminas de rocas calizas y areniscas, en forma de milhojas.
Ermita de San Telmo. Situada sobre los acantilados de Itzurun, esta pequeña ermita blanca dedicada al patrón de los marineros es un lugar mágico desde el que se obtiene una de las panorámicas más bellas de la costa vasca. Está ubicada al borde de los acantilados, sobre la playa de Itzurun. La primera referencia escrita sobre ella data del año 1540. Su santo titular es patrono de marineros, razón por la que desde el siglo XVII esta ermita fue sede de la Cofradía de Mareantes de San Telmo.


















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