Helicóptero de recate francés posado junto al refugio de Pombie.
El trabajo de los equipos de rescate se dispara en esta época de verano por avalancha de de gente variopinta que se lanza a la montaña sin ninguna experiencia ni preparación y, menos aún, equipo adecuado.
Este pasado domingo la Guardia Civil sacaba del glaciar de Aneto a un chaval francés de 22 años que había resbalado en el hielo, milagrosamente se había detenido 50 metros más abajo pero no se atrevía a ponerse de pié para no resbalar de nuevo.
La nieve que cubría el hielo del glaciar ya se ha derretido y asoma el hielo puro. Algo más de un kilómetro de hielo en el que se había metido el chaval sin grampones, piolet ni nada que se les pareciera y, encima, con zapatillas. Aunque he estado en contra, estas cosas me hacen pensar que hay que cobrar algunos rescates.
Si sumamos a la osadía la falta de preparación y el desconocimiento del manejo del equipo (en ese mismo glaciar dos heridos este año por clavarse las puntas de sus propios grampones) el panorama para los grupos de rescate es bastante oscuro. Trabajo no les va a faltar.
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