La Cueva de Pozalagua está situada está a 52 km de Bilbao, en las Peñas de Ranero, dentro del Parque Natural de Armañon, en el municipio Carranza, el más occidental de la provincia de Vizcaya, dentro de la Comarca de Las Encartaciones.
La cueva, cuya boca se localiza a 500 metros de altura sobre el nivel del mar, tiene un desarrollo predominantemente longitudinal, consistente básicamente una gran sala de 125 x 70 metros, con una altura máxima de 17 metros y con un desnivel de 6 metros. La cueva se abre en el flanco Sur del anticlinal de Carranza, constituido por calizas urgonianas, correspondiendo su mayor parte a calizas arrecifales y paraarrecifales en el origen de las facies urgonianas. Estas se presentan en grandes bancos de estratificación masiva con intercalaciones locales de calizas blancas y negras con estratificación paralela en niveles de orden métrico. A favor de las zonas de fractura se encuentran franjas irregulares de dolomitización generadas a partir de la circulación de fluidos hidrotermales.
En el caso de la cueva de Pozalagua y a pesar de estar abierta en la brecha dolomítica, todas sus formaciones secundarias son de calcita y aragonito. Todas las formas de reconstrucción que se pueden dar en el interior de una cavidad están representadas en su máximo esplendor en esta cueva: estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas, banderas, gours…pero lo que hace única a Pozalagua es la increíble proliferación de excéntricas, hecho que tiene que ver con el hermetismo absoluto en que ha permanecido durante varios cientos de miles de años.
La cueva fue descubierta fortuitamente el 28 de diciembre de 1957 tras la voladura en la cantera de dolomía que la empresa Dolomitas del Norte S.A. había comenzado a explotar un año antes en las Peñas de Ranero, concesión que se mantuvo hasta 1976
Fue abierta al público en 1991 y se accede a través del edificio de acogida y tras salvar un desnivel de tres metros, mediante una escalera metálica. El recorrido prosigue entre formaciones de columnas y coladas de proporciones variadas y tras atravesar un lago desecado por acción de las voladuras de la cantera, se llega a la sala Versalles donde pueden contemplarse la mayor proliferación de excéntricas de la cueva. La visita finaliza en un mirador que se ha acondicionado en el interior de la cavidad y desde donde se visualiza la gran sala que conforma la cueva y permite contemplarla en todo su esplendor.
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