El Monte Tasman (Rarakiora en maorí) es la segunda montaña más alta de Nueva Zelanda, con 3497 m sobre el nivel del mar. Se encuentra ubicado en la cordillera de los Alpes del Sur, que recorren gran parte de la Isla Sur.
Fue ascendido por primera vez por Edward FitzGerald en 1895.
A pesar de su impresionante aspecto, el Monte Tasman es considerado como uno de los ascensos más accesibles de los Alpes del Sur. Esto se debe a que cuenta con una ruta de ascenso bien marcada y sin grandes dificultades técnicas.
Es la segunda montaña más alta de Nueva Zelanda, solo superada por el Monte Cook. Sin embargo, su imponente presencia y su forma cónica la convierten en una de las más fotografiadas y admiradas por los turistas y montañeros.
La ruta más popular para ascender al Monte Tasman es la llamada «Ruta de la Cara Norte», que parte desde el pueblo de Mount Cook y tiene una duración de 2 días. Durante el ascenso, los montañeros pueden disfrutar de impresionantes panorámicas de los glaciares y lagos de la zona.
El Monte Tasman se encuentra rodeado de glaciares y campos de hielo, lo que lo convierte en una fuente importante de agua para los ríos y lagos de la zona. Por esta razón, es vital preservar su entorno y evitar la contaminación y el cambio climático que podrían afectar su delicado ecosistema. vistas panorámicas de los glaciares y lagos de la zona.
El Franz Josef es un glaciar de 12 km de largo ubicado bajo el monte Tasman, en Parque nacional Westland en la costa oeste de la Isla Sur de Nueva Zelanda
Para los Maorís este glaciar es conocido con el nombre de Ka Roimata o en castellano “lágrimas de Hinehukatere”. Según cuenta la leyenda Hinehukatere era una mujer fuerte y valiente que adoraba escalar montañas. Un día convenció a su amado Wawe para que la acompañara en estas aventuras y juntos iniciaron el viaje. Sin embargo, cuando estaban por alcanzar la cima, una gran avalancha se desprendió y arrolló a Wawe y lo sepultó bajo toneladas de nieve. Un accidente que le rompió el corazón a Hinehukatere, a tal punto que sus lágrimas fluyeron montaña abajo. Un dolor que conmovió incluso a los dioses, quienes en honor a su pena congelaron las lágrimas y las convirtieron en el glaciar que hoy conocemos.
Como dato importante saber que el glaciar estaba en pleno retroceso entre los años 1940 y 1980, cuando este fenómeno se empezó realmente a documentar. De repente a partir del año 1984 comenzó a crecer y así estuvo hasta principios del siglo XXI. Siglo actual que sin duda a causa del calentamiento global se ha iniciado un claro retroceso.