El "toro de fuego" actual, una estructura pirotécnica llevada por una persona, es una tradición que tiene sus raíces en el siglo XVII, aunque el concepto de usar toros en combate y de forma simulada es mucho más antiguo, datando de la guerra celtíbera contra los cartagineses en el siglo III a. C. Esta manifestación se popularizó como una forma de entretenimiento festivo, reemplazando espectáculos previos con animales reales para reducir la crueldad.
El Toro de Fuego es un espectáculo pirotécnico tradicional muy arraigado en algunas localidades de España. Es un armazón de metal o madera con forma de toro que porta una persona. Se adorna con elementos pirotécnicos y recorre las calles de la localidad en un ambiente de fiesta. El Toro de Fuego, mientras los fuegos artificiales están encendidos, simula embestir a quien acude a presenciar el espectáculo.
Tiene mucho arraigo en las celebraciones populares, coincidiendo con las fiestas patronales en muchísimas localidades del País Vasco, La Rioja, Comunidad de Madrid, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón, Navarra, Principado de Asturias y Andalucía. Las programaciones de la Semana Grande de Vitoria, de la Semana Grande de Bilbao y de los sanfermines de Pamplona incluyen desde hace décadas al Toro de Fuego.
El rito del toro embolado o toro de fuego está asociado a la "simbología solar taurina", cuyos antecedentes más remotos se encuentran en el Neolítico, concretamente en las representaciones rupestres del Covachón del Puntal (Soria) donde aquellos pobladores hacían "haces engrasados de los tiempos prehistóricos, colocados sobre los toros, para encenderlos de noche y celebrar con esa visión las fiestas jubilares de la tribu".