Ubicado en La Rioja, cerca de la localidad de Arnedo, fue un municipio muy ligado a la minería, la cual se convirtió en su motor económico y social. Sin embargo, cuando estas minas se clausuraron, fue decayendo lentamente hasta que a finales de los años 80 quedó completamente abandonado.
Cobijado por las laderas y valles de la sierra de Peñalmonte, Turruncún se ha convertido en una asombrosa estampa de La Rioja más rural. La fusión de la naturaleza con los restos de algunos de sus edificios más representativos, como la iglesia de Santa María, es la esencia propia del pueblo.
Como todo pueblo despoblado, Turruncún ha sido objeto de numerosas historias y leyendas que le otorgan un tono de lo más misterioso. Estas residen en la iglesia y el cementerio, donde se decía que el suelo se quebraba y huesos humanos aparecía por toda la localidad.
Igualmente, el lugar sufrió en 1929 un terremoto que alcanzó los 5,1 grados, afectando significativamente al entorno y al propio Turruncún.
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