Josselin (en bretón Josilin, en galó Jocelein o Jozcelein. Si bien se documenta desde el siglo IX la realización de peregrinaciones a la que se convertiría en Basílica de Notre-Dame du Roncier, Josselin surgió hacia el año 1008 con la construcción del castillo primitivo ordenada por Alain de Rohan, quien dio a la ciudad el nombre de su hijo, Josselin.
Destacan las casas de entramado de madera y de piedra Casas del siglo XVII –incluso hay una, la más antigua de Josselin, de 1538 que también es de las más primitivas de Bretaña.
Place Notre-Dame y Basílica Notre Dame du Roncier.
Obra maestra de la arquitectura, y ejemplo del estilo gótico flamígero de finales del siglo XV, la basílica de Nuestra Señora del Zarzal, ofrece una mezcla de estilos, ya que tardaron varios siglos en acabarla. El origen del culto en Notre-Dame du Roncier, está asociado con una leyenda, que además aparece representada en sus preciosas vidrieras: en el año 808, un labrador que cultivaba la tierra, donde ahora está la iglesia, se encontró una estatua de la Virgen en una zarza. La llevó a su casa, pero ella regresó al lugar del descubrimiento. El suceso se repitió varias veces, y además, la hija del labrador, nacida ciega, recuperó la vista.
El Castillo de Josselin.
La historia del Castillo de Josselin empieza a principios del siglo XI. En esta época, el Vizconde de Porhoët decide establecerse en este promontorio rocoso dominando el valle del Oust. En 1370, Olivier de Clisson, Condestable de Francia, construye une fortaleza constituida de un impresionante torreón rodeado de nueve torres. A su muerte, en 1407, su yerno Alain VIII de Rohan hereda el Castillo. Después, a principios del siglo 16, Juan II de Rohan ordena que se construya una espléndida vivienda renacentista. Desde el patio, se puede apreciar la fachada como muestra única y excepcional de los estilos góticos y renacentistas en la Bretaña.
Durante las guerras de religión, a lo largo del siglo XVII, y, más tarde, durante la Revolución francesa, el Castillo se degrada. Cinco de sus nueve torres son derribadas.
Hasta 1850, el Castillo permanece abandonado. Sobre esta fecha, Josselin de Rohan y su hijo Alain empiezan a restaurarlo llevando a cabo obras colosales con la ayuda de dos arquitectos: Julio de la Morandière y Henri Lafargue. Tras las obras, el Castillo vuelve a ser una residencia familiar. Hoy la planta baja está abierta a la visita y permite admirar muchos espacios, así como una importante colección artística. El edificio, impresionante, está rodeado de jardines franceses e ingleses, incluyendo boj y tejos cortados.
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