martes, 21 de septiembre de 2021

NECROPOLIS DE ARGUIÑETA.

La necrópolis de Argiñeta, tanto por el número y calidad de sus elementos como por la remota cronología de alguno de ellos (siglos VII-IX), es uno de los monumentos funerarios más importantes de Euskadi. Su principal atractivo radica en el conjunto de estelas y sepulcros agrupados en el interior y el exterior de la ermita, que permite ser datado entre los siglos VII y VIII d.C. aunque algunas piezas, especialmente las que presentan inscripción, pudieran pertenecer al siglo IX. La morfología discoidal y los motivos decorativos de significación astral, son herederos de una larga tradición. Pero además, algunas de las inscripciones registradas en Argiñeta se consideran las inscripciones cristianas más antiguas de Bizkaia, y quizá del País Vasco.
Tanto los sepulcros como las estelas funerarias fueron erigidos con piedra arenisca procedente de las canteras del monte Oiz.
Constan de dos partes: la caja, de una sola pieza, con forma antropomorfa, y la cubierta, de sección triangular a modo de tejadillo. Son de dimensiones diversas y, en algunos casos, no se corresponden los dos elementos. Los que mayor interés tienen son el segundo y el tercero de la hilera de la izquierda puesto que en sus tapas se pueden leer sendas inscripciones funerarias que constituyen los testimonios escritos más antiguos de la presencia de núcleos cristianos en Bizkaia.
Es en el Siglo XIX cuando un párroco del lugar conocedor de valor artístico de estos magníficos sarcófagos. Decide recuperarlos y depositarlos en al campo santo de la Ermita de San Adrián en el pueblo de Elorrio.
 









La inscripción del tercer sarcófago por la izquierda, dice: “In De(i) Niomine Momus in corpore bibentem /in era DCCCCXXI mi fecit/ ic dormit” (En el nombre de Dios, Momus en vida corporal/ en la era 921 (año 883) me hizo/ Aquí duerme”.


En la inscripción del segundo se lee: “Obiit F(a)m¯ (u)l(u)s d¯ (e)i Paterna XVII k(l)ds Augustas” (Murió Paterna, siervo de Dios, el 17 de las kalendas de agosto).


El conjunto de estelas está formado por un total de trece piezas que se conservan en el interior de la ermita. En el entorno exterior pueden contemplarse cinco. Cuatro son discoideas –con un diámetro entorno a los 70 centímetros y una triangular.
De las primeras destacan las grandes cabezas ovales que apoyan en estrechos cuellos realzando el aspecto antropomorfo de las mismas. La iconografía representada es fundamentalmente de carácter astral (círculos concéntricos, prolongaciones radiales, cruciformes, orlas dentadas, etc.), repitiendo motivos heredados de una larga tradición aunque interpretados según esquemas mentales de filiación norpirenaica, desconocidos hasta finales del siglo VI en el territorio.




 

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